domingo, 18 de mayo de 2008

Éntrenle colegas...

Más allá de la voz

Voy a contar esto bajo el orden cuadrangular de la mirada, para que Ella, pueda comprenderlo algún día:

Escena 1:

Ella duerme entre él y el radio, el bulto en el área izquierda del colchón y sobre el buró, el telégrafo sin cables. Éste, además de cumplir la función de despertador, es como un loro que distiende los monólogos, fauna oportunísima para sublimar los deseos. Pues no bastaba ya la proximidad de los cuerpos, la cohabitación anímica, hacia falta una respuesta, siempre una respuesta, una simple y sencilla confirmación sonora de pelota de ping-pong.

—No tiene caso, nunca dejarás de posar tus pechos sobre mí sin decir una sola palabra—le decía mientras acariciaba su espalda acompañada por Pastorius, y después por Coltrane.

—¿Y Mingus?, y la radio nunca contestaba.

Ya para esas horas los ronquidos eran gárgara a través de los acordes, pistones carburando una chispa onírica. Lo mismo daba si dormía, el aparato nada significaba para ella, las cursilerías de algunos programas, el academicismo de las voces matutinas, el mecánico sonsonete de la alarma.
Y no sólo ahí, en la alcoba, los oboes eran no otra cosa que lustroso escenario, siempre como un colmo de imágenes que aligeraba el silencio, (también para él, acostumbrado ya a la sinestesia).

Pero siempre el mal sabor del ojo: verla ahí en su néctar de guanábana madura, para después llegar al agrio sabor de los huesillos cuando se les muerde; saber que sólo habían impreso huella sus manos y quizá algo parecido a una sordina cansada; que antes de conmoverla había aprendido a esculpirla, que si podía presumir de cierto lirismo, sólo podría hablar, en ese momento, de aquello que emulaba su nariz respingada sobre la almohada.

Escena 2:

La alarma lo despierta. Él a ella con las ventosas del habla sobre el cuello y los hombros. Davis yBrubeck preceden al noticiero. Irrumpen las batallas del territorio, las marítimas, las comerciales, las filosóficas, todas concatenadas por un discurso unilateral, como el suyo, que nunca recibiría un “hemos escuchado su opinión, mire, creemos que las cosas son así, usted sabe a qué nos referimos” o simplemente un “te escucho”. Las noticias amenazan y a manera de corolario, una gimnopedia desnuda el baile de los pugilistas.

Ella despierta y saluda al día con las manos, como decorando el silencio con capullos que se abren y cierran. Siempre capturando las noticias y hechizando el ambiente con reminiscencias de la jones y susunshine. Y era tal su agilidad, que apenas una molestia impulsaba desde el húmero un índice definitivo, ya el puño condescendía a ocultarlo, ya el pulgar invitaba a las falanges a suavizar el gesto pendiente en el aire, ya el seño sugería una furia y entonces se veía las manos arrepentida, sin poder gritar. Y a él correpondía un Wagner introducido por la voz monótona y gangosa del locutor: Parsifal, como en la Patagonia, abría aquí un discurso iniciático: que a Debussy le gustaba y que a Nietszsche no, sí, pero además, que ella guardaba un secreto más allá de la voz y que aun era tiempo en que mataba cisnes indiferente a sus virtudes.

Escena 3:

Sobre la mesa de la alcoba una caja de cereal inflado. Ella nunca gritaría: se acercó al aparato para descifrar en sus bocinas una huella, los números fluorescentes, los puntos intermitentes del reloj digital, una presencia que suponía siempre ahí y que encontraba sin siquiera poder percibirla.

—No tiene caso, nunca dejarás de posar tus pechos sobre la radio sin decir una sola palabra, atinando con la perilla, de manera mágica e indescifrable, en la estación oportuna—le decía observando su espalda desde la mesa mientras sumergía la cuchara en el tazón, acompañado por Pastorius, y después por Coltrane.

—¿Y Mingus?, y nunca contestaba.

Ella, sigilosa como si se escuchara, vuelve a las sábanas para dormir. Lanza con la mano un beso a la fauce bajo su nariz aguileña y cambia de estación, atinando con bálsamo nuevamente.

—Siempre tu mano escultora como una curación para mi llanto de clavecín—le dice ahora sin esperar nada a cambio y escuchando, solitario en los oídos como siempre, duerme duerme negrito, que tu mama está en el campo, negrito...

8 comentarios:

Anónimo dijo...

No me gusta. Quizá porque no lo entiendo. Está bien escrito, buenas imágenes, pero el tema del erotismo trasnochado no me llama. Pero eso no es sparagmós así que ni modo tendré que proceder cachito por cachito:

1. El título: Más allá sugiere una metafísica pero yo no veo meta por ningún lado, más bien microfísica, disección del instante-deseo-paciano-nerudesco.

2.“el aparato nada significaba para ella” Qué hace el aparato? Camufla la/ su voz voces? Metamorfosea? Absorbe? Hubiera sido mayor reto un juego conciente de contrapunto. (esbozado en algunas partes pero no desarrollado)

3. De nuevo el tema: El erotismo del postsexosabanal es marco? Referencia? Juego? Pretexto? Yo lo veo como el tema. Pero en partes afortunadas donde uno esboza una sonrisa pensando en que pasa algo, en que va a pasar algo y el autor nos lo cuenta se ve, que quizá el autor erró el tema, era mejor escoger éste o estotro, con más carne, con más juego, que el ya mentado erotismo alcóbico. Partes afortunadas me refiero a esta:

Él a ella con las ventosas del habla sobre el cuello y los hombros. Davis yBrubeck preceden al noticiero. Irrumpen las batallas del territorio, las marítimas, las comerciales, las filosóficas, todas concatenadas por un discurso unilateral, como el suyo, que nunca recibiría un “hemos escuchado su opinión, mire, creemos que las cosas son así, usted sabe a qué nos referimos” o simplemente un “te escucho”. Las noticias amenazan y a manera de corolario, una gimnopedia desnuda el baile de los pugilistas.

4. El problema del género. (no soy quien para hablar porque ya ven que yo soy el de las fábulas sin moraleja, descreído por lo demás, defensor del “límite y exceso” del fractal de modo que los géneros no invitan sino a la transgresión), pero igual ahí va y espero discusión acalorada sobre este punto:

Poesía es poesía. Sin reglas. Ningún adjetivo sobra o está exagerado, porque el autor puede justificarlo como quiera. La prosa requiere economía y además inteligibilidad, nada debe ser gratuito. Entre tantos otros casos, por ejemplo estos pechos hijos del capricho (¿?) y gratuidad:

—No tiene caso, nunca dejarás de posar tus pechos sobre la radio sin decir una sola palabra, atinando con la perilla, de manera mágica e indescifrable, en la estación oportuna

5. Aclaración: A Nietzsche sí le gustaba Wagner, pero se ofendió porque a éste no le gustaba, a su vez, él, y entonces fue cuando pronunció su famosa frase de que Bizet y su Carmen eran los mejores representantes de la Ópera: verdadero ardor nietzscheano.

6. Ahora que pongo el seis y punto creo que soy un poco injusto con el texto. Algunas partes me recuerdan el juego de las decapitaciones o el patio morado, prosa lezama. Ahí están también los esperpentos que gusta paladear don Borda, la señorita etcétera, novela como nube, etcétera. La prosa poética experimental existe y dentro de este género el texto tendría mucha calidad, sólo que a mi nunca me ha gustado el mono-gramático, y vallejo, nomás a cucharadas y eso los días soleados de buenas. En fin, escribo lo que pienso sin prurito aunque reconozco que quizá mis observaciones sean reduccionistas y miopes, Me excusa la conciencia de saber que no tengo la razón, como nunca la tengo.

Pablo Martínez Zárate dijo...

Disfruto del texto la música y sobre todo la pretendida discusión entre el medio y el esucha. No obstante tampoco entiendo muy bien la idea general . . .

Tal vez un poco de Medeski, Martin and Wood hubiese ayudado, un poco de presente a los cuerpos que junto a la radio se tienden -más allá de la pantalla líquida y los números que despliega-, o una dósis de negrura al humor y al erotismo que lo dejó pasar, quizá . . . o tal vez sólo esperé otra respuesta de la radio y me dejé traicionar por mis expectativas.

Concuerdo con Karlik y aquel párrafo me parece incluso más que afortunado (Él a ella con las ventosas . . . el baile de los pugilistas) . . .(Por cierto Karlik, tu anotación sobre Wagner y Nietzche me arrebató más de diez segundo de risa . . .)

Yo no tengo la razón ni la capacidad para criticar-analizar-"sparagmear" un texto (no ante quien estudia para ello), pero conforme lo que a mi mente vino al leerlo, ¿por qué no explotar la estructura en escenas para recurrir a elementos narrativos de documentos de otros formatos, como por ejemplo un guión cinematográfico o, mejor aún, radiofónico? Tal vez así la metafísica implicada tanto en el diálogo con la máquina como en la grieta que comenzó todo este ejercicio, hubiese quedado más clara al lector que conoce el pre-texto de tu aportación.

Una curiosidad: ¿Lo escribes para la mirada? ¿No sería, en este caso, más apropiado condescender como narrador con la escucha?

Saludos!

Lorenza Franco Rolón dijo...

Oigan, dos dudotas:

¿Se entiende que ella es sorda

...de plano les parece erótico?

Pablo Martínez Zárate dijo...

Me perdí la sordera . . .:S

Anónimo dijo...

Yo tampoco entendí que fuera sorda.
Por ahí me dijo un pajárito que estabas conflictuada por nuestros (incluyo a Pablo) comentarios Sólo recuerda:
Una vez publicado (aunque sea electrónicamente) tu texto ya no es tuyo sino de alguien más, olvídate cuánto te gustó o cuánto te costó, ya no es deseo ni sudor sino otra cosa: puras letras y hormigones. Así que las críticas no son para tí, ni para tu persona, sino para esas letras. Entonces, quizá el ejercicio de mirarlas tú también a distancia te sea un poco útil.
Una pregunta: según tú, en pocas palabras de qué trata tu texto (anécdota)? y 2 qué querías decir (tema)?

Lorenza Franco Rolón dijo...

Pues según yo...

El texto es la magnificación de un momento (y nada de Farabeuf aunque ya lo haya relacionado EB.)
El texto nació de una convocatoria del imer cuyo objetivo era explorar "las diversas formas en las que la radio está presente en nuestra sociedad, lo que representa este medio en el ámbito personal y los efectos de su quehacer diario"

El tema es la experiencia de una mujer sordo-muda y su pareja con la radio. Quería decir que pese a las carencias perceptivas de tal o cual, los fenómenos perceptibles ocurren ahí en el presente y la materialidad que los produce obtiene una nueva función para quien no percibe sus efectos.

La anécdota es tan sólo un momento representativo de la convivencia de esta pareja. nada erótico (según yo, pero supongo siempre se me sale...). en todo caso él está inmerso en una nostalgia:

El cuerpo de ella no es suficiente, está sólo en lo oídos, nada de lirismos en la relación, pura escultura... y sin embargo ella logra, sin saberlo o tal vez sí,
usar la radio de manera "mágica" para comunicarse con él de manera sonora.

También, según yo, el tescto plantea una suerte de paralelo entre ella y la radio: él no recibe respuesta por parte de ninguno de los dos.

Pero bueno, según yo...
como quiera el texto ya se defendió a sí mismo, no de manera efectiva, quizá, aunque me consuela la intriga y el disgusto de los queridísimos colegas...

pero...
Y Majo? Y ro?

María Jo dijo...

Voy con todo, quizá porque el candor de las críticas de Karlik me pone a tono para buenas disputas.

Primero que nada, debo admitir que mis primeras lecturas fueron muy flojas, tal vez porque noté que me costaba trabajo acceder al texto. Pero cuando me dispuse a releerlo iba yo ya en busca de la mentada sordera de esta chamaca, para ver cómo es que Karlik y Pablo no habían dado con ella. Es decir que además de entrarle al texto como comadre, detective, proto-escritora, estudiante de letras y miembro de Rigo (todavía somos Rigo ¿verdad?), lo traté como correctora de estilo. En otras palabras, lo leí teniendo en mente qué querías lograr tú con el texto para que mis comentarios te acercaran a tu cometido (espero). Así que aquí vamos (ya basta de introducciones):

• La sordera está presente. Definitivamente. Y si no la vieron señores es porque no leyeron el texto con la dedicación que se merece. No por ser de Lorenza, ni siquiera por ser bueno, sino porque somos un taller y si nosotros no intentamos descifrar un texto (aunque sea como favor para el proto-escritor en turno) ¿quién va a hacerlo? Bastante selectivos hemos sido. Si somos los que somos, vamos a echarle ganas. Así que, siento decirles compañeros: algo hace ruido (qué irónico) en ese texto y si no lo vieron fue por flojera.
• El debate sobre géneros me parece digno de un debate entero. Me parece inútil formular una tesis al respecto para fines del texto de Lorenza. Sin embargo estoy de acuerdo contigo Karlik: Se trata de prosa poética (que es, casualmente, uno de mis géneros favoritos).
• No creo que el erotismo sea el centro del texto, pero sí se confunde con el hilo conductor, cuando debería estar claro que éste es….una complejidad que ya Lorenza explicó bastante bien en su réplica.
• Creo, Lorenza, que el problema está en que no das indicios de la sordera suficientemente pronto en el texto y la atención de tu lector se queda trabada en otros objetos: el radio, las sábanas, los senos. Cuestión de sintaxis estructural.
• Por ejemplo, aunque me guste la circularidad (más elíptica que circular, realmente) del texto, ¿por qué no pasas este párrafo al principio:

“Ya para esas horas los ronquidos eran gárgara …acostumbrado ya a la sinestesia).”

Porque tu primer párrafo de plano desorienta…

No tengo tu lengua húmeda para re-escribirlo, pero tal vez obtengas mejores resultados si intentas reestructurarlo a favor del lector.

Para dejar más claro el indicio de que es sorda. Con unas pocas modificaciones puede ser mucho más generoso con tu idea:

“Ya para esas horas los ronquidos eran gárgara a través de los acordes, pistones carburando una chispa onírica. Lo mismo daba si dormía, el aparato nada significaba para ella. Las cursilerías de algunos programas, el academicismo de las voces matutinas, el mecánico sonsonete de la alarma, todas las voces hablaban sólo para él. Y no sólo ahí, en la alcoba, los oboes eran no otra cosa que lustroso escenario, siempre como un colmo de imágenes descritas en gestos que aligeraban el silencio, (también para él, acostumbrado ya a la sinestesia).

En fin. Revisa la estructura para ganar claridad.

• Definitivamente la intro no te ayuda. Bastante rico y complicado es tu texto como para añadirle un juego meta-textual. Sugiero que pases directo a las escenas. O bien, conviertas las escenas en simples números.

• Aciertos favoritos:
“Pues no bastaba ya la proximidad de los cuerpos, la cohabitación anímica, hacia falta una respuesta, siempre una respuesta, una simple y sencilla confirmación sonora de pelota de ping-pong.”

“Los ronquidos eran gárgara a traves de los acordes, pistones carburando una chispa onírica.”

“El mal sabor del ojo”

“Siempre tu mano escultora como una curación para mi llanto de clavecín” (me encanta)

• Minucias por números:

1.
• ¿Quién pregunta por Mingus? El texto parecería indicar que ella pero si es sorda, ¿cómo puede saber que suenan Pastorius y Coltrane?

• La radio / El radio: si es aparato es masculino, si te refieres al contenido (el medio en acción) es femenino)

• No entiendo:
“es como un loro que distiende los monólogos, fauna oportunísima para sublimar los deseos”
siento que aventaste las palabras al azar, pero quizás me falte comprensión. ¿Me explicas?
• Poeta, no abuses del hipérbaton. A veces la sintaxis más sencilla es mejor. “eran no otra cosa” = “no eran otra cosa”
• ¿Cómo? ¿Él se da cuenta de que el que realmente ha sido sordo es él? ¿Por eso sólo conoce los contornos de ella? (Quizá Susan Sontag me regañaría)
• Es “ceño”, no “seño”
• Iría mejor “Mientras que a él le correspondía un Wagner …”

2.
Funciona.
Más allá de eso. Las imágenes que dibujas con sus manos son hermosas (además de que coincido con Karlik y con Pablo sobre el acierto del párrafo inicial del 2)…además de su precisión anatómica (no descartaría la relación con Farabeuf ¿angustia de la influencia?), logras retratar la relación que ella tiene con el mundo a través del tacto, el control tan exacto con que compensa la falta de algo que desconoce. Es brillante Lorenza. Creo que no luce porque le falta claridad de dirección a tu texto, pero tienes ahí un diamante –no en bruto- empolvado. (Por más que sea fan de Norah Jones no entendí la referencia)

3.

¿Por qué no aprovechar la vibracion del sonido en su encuentro con el radio? Beethoven estaría desilusionado Lorenza. Describes ese momento valiéndote de la vista, ¿estás focalizando en él la narración? De cualquier modo, funcionaría mejor de otro modo. Uno de los grandes méritos de tu texto es saber oscilar entre la sensibilidad (en cuanto a la experiencia emotiva que se obtiene a partir de los sentidos) de ambos personajes, aún cuando pese más la nostalgia de él (ignorada por ella, tal como ignora lo que es el sonido). No los mezcles en un momento que sólo es de ella.

• Es “fauces” no “fauce”.

• No entiendo:

[hablabas de Wagner y, de repente] además, que ella [¿la sorda? ¿De pronto el discurso de él se mezcla con el de la radio?] guardaba un secreto más allá de la voz y que aun era tiempo en que mataba [¿quién los mataba? Wagner, Él…?] cisnes indiferente a sus virtudes[entiendo lo de asesinar los cisnes sólo por su bello canto de agonía, pero no entiendo cómo hilaste las ideas…me perdí ¿Puedes explicarme?].

En fin Lorenza, creo que deberías trabajar el texto y lanzarlo al ruedo de nuevo. Me gustan muchos de sus elementos pero creo que tiene mucho más potencial del que puede notarse en una lectura de goce. Pero créeme, si le dediqué tanto tiempo fue porque creo que lo merece: la lectura crítica y minuciosa necesita ser un acto de amor, de lo contrario es revancha envidiosa y desperdicio.

Tu poesía sí nutre a tu prosa. Aprovecha esa riqueza pero también sé crítica contigo misma para obtener mayor claridad. Concuerdo con Karlik en que una lectura más distanciada puede ayudarte. Échale un poco del coco (o la calva) que te sobra.

Besos.

Anónimo dijo...

Me parece, Mjo, que te curas en salud. Una vez que el detective sabe qué busca, la cosa se simplifica. Por eso pedí tema y argumento (se me contestó el tema pero nunca el argumento: es una mujer sorda, bien.. que qué? Que se regodea en la cama con su amante? Que se relaciona con el radio, bien, que qué? Curva dramática?). Como sea si el texto necesita explicaciones entonces estamos fritos. Fritos como lectores –quizá haya mucha razón en que la lectura fue una muy descuidada, y reconozco mis defectos como lector– pero fritos también como autores porque el mundo no funciona así, el texto, letras y hormigones debe explicarse por sí mismo.

Ahora bien, lo del género no es baladí. Porque si el texto es prosa poética (no confundamos p. p. como género con prosa con “tintes poéticos”) entonces no se necesitan explicaciones. Porque qué sugerencias podríamos hacerle a Paz para que mejorara su mono gramático? o a Vallejo su prosa? Verá don vallejito, si uste’ quita esto de acá y pone estotro adjetivo allá, ganará en clarida y senti’o”... pero si vallejito no quería ser claro ni sentido quería ser poético, sería absurdo pedirle una curva dramática. La p. p. no narra hechos, simplemente transmite sensaciones (cosa bastante lograda en el texto de Lorenza) y si no me creen, busquen la definición en la Wiki.

O prosa, o prosa poética. Sólo una cosa, los caminos a medias generalmente no funcionan. Así que Lorenza tendría que definirse por una cosa u otra y si decide por la primera, no quiere decir que deba eliminar todo lo que hay de lírico en su texto, quiere decir simplemente que debe tener claro qué va a contar y cómo lo va a contarr. No funciona como la poesía que empieza con un roce de manzana y termina con las columnas de hércules y está bien. Claridad. Y para eso, no encuentro consejos más sabios que los dichos por Mjo, que por lo demás se equivoca en lo de la misión de los talleristas. La intención es leer y hacer críticas constructivas, tal como las has hecho, tú, perdón, usted. Yo no las había hecho porque no sabía de qué iba la cosa y aquí viene el yerro: la misión del tallerista no es “sobreinterpretar” o “suplir”. Por eso la crítica ha sido posible sólo una vez que Lorenza ha aclarado sus intenciones, y aún así, ya digo creo que falta que aclare algunas otras cosas.