miércoles, 23 de abril de 2008

rigo-borda no limpió los negativos.



Ahora sí. creo soy el único que no ha mandado las respuestas del reto chocomilk. Celebro la reanudación de los contubernios, de los manifiestos, de las negociaciones. Por eso ofrezco algunas imagenes de mi primer rollo en gato negro||gato blanco. La imagen fototónica homologó un baile en la ya desaparecida "unión de los amigos", pulquería ubicada en la colonia guerrero donde, después de un curado de avena y dos rolas de chicoché guevara, me dí cuenta que estaba atrapado por el marco físico de la imagen fotográfica ad nauseam.

Aprovecho para anunciar la celebración de las mil y un visitas a littera sanguinolenta, singular acontecimiento ocurrido la madrugada del 19 de abril -declarado oficialmente fiesta nacionavirtual- desde un ordenador con un navegador Firefox 2.0.0.6 desde la hermana república de chile...qué más da, visiten el sitio http://socratesestmort.blogspot.com y enterense de los detalles del reventón por ustedes mismos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como la ronda de una naranja,
Gira y gira la linfa entre gajos
céntricos y fársicos.

El viejo Plauto se mira en la superficie del pulque
donde reverbera una mueca,
antigua, como el lado oscuro de la luna.

Gran reflejo, mi querido Rigo-Bordo, sólo una cosa: nunca mencionaste que baliaras tan bien al chico-ché...enhorabuena!

E.P.S. dijo...

Por favor, necesito comunicarme con Mariajosé... perdí su cel y su mail. Díganle que la busca una amiga suya de la ibero, de Historia del Arte que tomó estéticas con ella.

Gracias!

Si me escribiera en mi blog, ya podría contactarla...

Saludos!

Lorenza Franco Rolón dijo...

Hay quienes creen en un mundo oscuro-interior que llega a manifestarse a través de una mueca conocida hoy como la mueca de la locura.

Asociable a las representaciones pétreas de las gorgonas clásicas y a la máscara trágica, esta mueca actúa sobre los músculos que abrigan la quijada, de manera que los pómulos, las comisuras de los labios y los pliegues que circundan a los ojos se tensan hasta anular el gesto de la sociabilidad. Todo esfuerzo lingüístico, imposibilitada la quijada para la articulación, se concentra en la mirada, única fuga posible para el éxtasis que apresa al sujeto en cuestión.

Algunos dicen se manifiesta solamente bajo el influjo de Dionisio, en el vértigo del baile, en los rituales iniciáticos de corte mistérico, durante el coito y al instante de morir.

Yo recuerdo alguna vez haberla visto sobre el rostro de un sujeto que leía en una biblioteca. Hubo algo ahí en las letras, quizá terrorífico, quizá maravilloso o genial, que lo condujo a dejarse apresar por la mueca de la locura. Realmente no pude sostener la mirada.
Al verlo nuevamente, seguía las letras con un gesto tan apacible, incluso tierno, que me hizo dudar de aquella impresión anterior.

Pero lo mismo sucede al descubrirse existente ante el espejo. Es sólo que el terror es tal, que nuestra conciencia lo evade y lo domina en cuestión de milésimas de segundos, sugiriendo que tal gesto nunca nos apresó y que nunca seremos vulnerables de caer en él, así como nadie de quienes nos rodean, todos ellos tan aparentemente cuerdos.