domingo, 13 de abril de 2008

2 intentos de respuesta (Marijó)

1. ¿Por qué y para qué crea usted?

No soporto que me hablen de Usted (así, con mayúscula). Creo que es un uso que va a desaparecer (como las cuatro estaciones del año). Bastante distancia marcamos respecto del otro como para, además, escudarnos en un pronombre.

Escribo porque es una forma de acompañarme, de seguirme los pasos. De fijar un punto de vista, un instante, un sentimiento. De otro modo siento que la vida se me escapa. Como todos, le tengo un secreto miedo a la muerte; la escritura al menos me da una sensación de permanencia.

Escribo por ser narcisista de closet. A veces creo que mi vida es única y mis ideas geniales, pero sólo soy capaz de confiárselas al cuaderno. Él rara vez me echa porras; es un compañero callado pero con muy buena memoria. Espera, ésa no es la verdad completa, hay un botón que aún no se abre: escribo para ser leída. No sé cuándo, ni por quién. Pero siempre hay una mirada implícita en mi escritura.

Escribo como terapia, como exorcismo, como mecanismo para desencriptar mis dudas y problemas, para darle un sentido a la vida, para plantear hipótesis.

Escribo por adicción: mucho tiempo me hizo sentir bien, ahora se ha convertido en una necesidad. A veces me parece una fijación insípida, otras, lo gozo como si fuera lo indispensable. No estoy segura de que me haga bien. Es un vicio que se apropia de mi tiempo...aunque después las páginas de mis cuadernos estén rayadas de manecillas acomodadas con tinta y regla.

Escribo por amor al mundo. Como un(a) poeta escribe para su amad@. Incluso en los momentos de desamor, escribo para recordar los idilios.

Escribo por ambición, por envidia, por lujuria. Quiero apropiarme de todo en mis palabras. Si es posible, de mí también.

La página es un lugar en el que me descubro lúcida y valiente. Mis ideas y sentimientos aparecen sin tartamudeos, sin traducciones, sin gestos ajenos. Sólo yo y mi palabra. Cuando abro la boca, el lenguaje me sabe a tierra erosionada, infértil, sobrecultivada. En cambio, en la palabra escrita muerdo los contornos de mis pensamientos, los veo florecer, dar fruto, madurar y finalmente caer para formar campos de letras carnosas.

Escribo para forzarme a elegir una versión de las disponibles. Es buena terapia para una indecisa como yo. Aunque siempre habrá la página siguiente.



2. Según Camus: el primer gran problema filosófico es el suicidio, a saber, si la vida vale la pena o no de ser vivida ¿En su vida, este planteamiento es válido hoy? ¿Tiene usted una solución definitiva a esta cuestión?

Nunca lo he dudado: vivir es la mejor opción posible. No hay razón (causal) alguna para que estemos en el mundo: terrible o maravilloso, ésta existencia es todo lo que tenemos garantizado. La conciencia, ésa que nos permite elegir entre vivir o morir por voluntad propia, ésa que nos regala la ilusión de apropiarnos del mundo y nos guía para modificarlo, es un misterio que aún no descifro. Mientras tanto, de la nada a la posibilidad de una existencia plena, escojo la segunda. Con todo el gozo y el goce, la incertidumbre, el dolor y el aprendizaje que estar vivo implica.

No creo que existan soluciones definitivas, sólo casos particulares. Yo he tenido una existencia bastante buena y cambiante. Tal vez si,

a. Conociera la palabra aburrimiento
b. Mis necesidades básicas no estuvieran satisfechas
c. Viviera en medio de una situación política atroz
d. Sufriera de alguna enfermedad terminal o mental dolorosísima

opinaría diferente. Pero como no es el caso. Escojo ser una vividora, participar en el intento diario de ser.

3 comentarios:

Lorenza Franco Rolón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lorenza Franco Rolón dijo...

Ahora que leo tu respuesta con calma percibo que crear, para nosotras, se resume en escribir. Yo también hablé de la escritura como un sinónimo, me caché.
¿acaso no nos traiciona esta palabra?

He conversado con usted señorita, muchas veces, y creo que hemos caído en una contradicción al reducir la creación en escritura. Quizá se deba a que la respuesta misma se requiere escrita y especializamos nuestro "arte" como un escribir para erigirnos como escritoras.
Si tan sólo recordáramos cuántas veces hemos reiterado en la vida como arte y la vida como escritura?

Y ahora yo hablo de pronombres y mamadas y tú de infertilidades orales y letras carnosas...

En fin, gajes del vicio del oficio de crear con la palabra escribiendo.



Respecto a lo de morirse por uno mismo...
Eso de los incisos se me viene a los ojos como retórica de la condicional... y yo que lancé ad aeternum ese "nunca lo he dudado"...
Aburrimiento, necesidades básicas, política atroz, enfermedades terminales, ¿acaso no serían también razones para seguir viviendo? ¿Es lo peor que podría pasar, antes de sentir que ya no hay razones, que ya nada nos invita a seguir amando?

Anónimo dijo...

Narcisismo y Terapia son dos condiciones de todo el que escribe, aunque lo neguien.
Sobre todo el narcismo, porque todos escribimos para ser leídos, sino escribiríamos simplemente diarios.
Y no veo nada de malo en el narcisismo.

Sobre la segunda respuesta, querida marijó, me cuesta trabajo no decir que la veo bordear peligrosamente los límites de "Cornejo" y "Ogg Mandino" pero celebro, lo que sea que sea, que te tenga entre nubes de algodón disfrutando contenta, los trotes de la vida.
Con un poco de suerte, nada más de leerte, me contagias.

Abrazos.