miércoles, 23 de abril de 2008

Oiga Lorenza

Publico aquí y no en comentario porque salió un texto muy largo:

Oiga, Lorenza, ¿no nos conocíamos ya usted y yo de otra vida? Recuerdo haberla visto en una hoguera ardiendo con el pelo enredado (o era sin pelo, rapada, calva) yo papel en mano leyendo en sánscrito acusaciones y decrepitudes. Luego un segundo recuerdo, yo ardía en un rojo leño dentro de una olla, pegándoseme la carne entre las uñas, fundidas, gotificadas, y usted leía un papiro cantando jitanjáforas en latín.

Pero a esos dos recuerdos, se sobrepone un tercero: Dentro de una habitación blanca, me veo embarrado de tinta negra, asomando una nariz ganchosa y chorreando brazos, piernas, calva, hasta formarse limpios, negros, ojos; luego usted parece repetir la misma operación. En la habitación hay otro viejo ciego que garabatea signos y habla con una presuntuosa voz rioplatense.

Como sea, lo que le quería decir es lo siguiente:

1. Usted se equivoca en dos cosas: nada tiene que ver la fe ni la religión con el monopolio divino de la escritura. Se puede decir que sólo se empieza a escribir a partir de esta autoconciencia: El libro terapéutico más ingenioso es la biblia. Dios se aburría tanto, a bostezos, que se inventó un paradiso y dentro puso: peras, saltimbanquis, guayabas, rameras, osos, violadores, burros, abnegadas, ocelotes, policías y luego los echó a andar, como relojito suizo. Pero los relojitos fueron clonados y vendidos en contrabando. (también por la gracia de dios claro está, que repetía a veces, la operación del Fastidio.)

El segundo equívoco es el deportivo: yo no practico ningún deporte. Me gusta el box, pero ya no está Julio para que me enseñe. Me gusta el esgrima, pero es tan difícil encontrar buenos matches hoy en día y están los precios y las voluntades y todas esas pequeñas cosas que se interponen.

2. Así como yerra, reconozco, acierta en mucho. Primero, en mi decrepitud, soy un anciano de cien años encerrado en un cuerpo adolescente. No, no se apiade, no hay necesidad, no sufro, a lo mucho me molestan los barros, las espinillas y los chillones cambios de voz, pero todo es tolerable.

También es cierto que "hago como que no me importa". Si de vida en la mañana todos somos necios falsificadores (unas mascaras son más lindas que otras) la oportunidad en el papel se multiplica, donde puedo "hacer" como que "hago" y puedo "hacer" como que "soy" "dios" jesús" "aláluya...!"

3. Por último una aclaración: (la primera la creo innecesaria por lo que escribí al comienzo pero va igual) Si se fija, yo no la acusé de plagio. Sólo porque creo que el fusil es la herramienta más importante de todo escritor (más incluso que la mano, pregúntenle a Pessoa), pero sobre todo porque la cosa en realidad se trataba de un cumplido. No a usted ni a mi, bandidos de entreceja y encrucijada, sino al Uno bendito que nos regaló con las mismas ideas. Por eso remitía a Torri etc.

4. Por último, último, lamento no poder responder su pregunta sobre ¿Cuál sinsentido..? Escribo este mensaje, desarmado, sin fúsil, no tengo a la mano ni mi diccionario de dudas, ni mi Derrida, ni mi Barthes. Desnudo simplemente, contemplo "La alfombra de hojas iluminadas por la luna", que me sugiere Calvino, esperando porque después mentirá sobre ellas y sobre las rameras y querrá que vaya y cite: Odisea iv, 432, para burlarse de mi, me mira y hace mueca de sacar mi niño interno pero resisto. Y todo esto sucede sí, bajo un árbol y sobre una alfombra.

'Eroso' como decía Aristóteles o 'May the force be with you' como el pato Lucas.

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