martes, 15 de julio de 2008

Apate de loco

De pronto todos estábamos excitados. La lluvia caía sobre nuestros cráneos pelones y yo era la única conciente de que era lluvia. Todos los demás, entre esquizofrenias, depresiones, violaciones, abortos y otros trastornos y razones, pretendían en la lluvia leche, semen, cáliz, llanto y demás gestos líquidos. Danzábamos como locos, ¡Vaya ironía! Danzábamos como cuerdos también mientras aleteábamos y nos esquivábamos entre todos intentando volar al horizonte donde la luz prometía ser más clara.

Unos nadaron entre charcos, otros los bebieron cuando encontraron olores etílicos en las aguas. Algunos otros más cristianos, lavaron los pies a los demás como indulgencia a sus penas. Todavía hubo algunos a los que el miedo a la naturaleza los venció y reflejándose en las ventanas, dejaron al misterio si eran lágrimas o lluvia las gotas de la ventana.

Yo me acosté para ahogarme de una vez por todas. Ya había intentado ahorcarme con la camisa de fuerza y tan solo quedaron marcas. Dejé de comer por tres semanas rechazando todo aquello que las enfermeras me dieron de comer o beber, tan solo bebí mis orines para no deshidratarme. Intenté atarme con las cintas de mis zapatos y con los cables de la luz a los barrotes de mi celda y éstas se rompieron. En otra ocasión me acosté debajo de la gotera del lavabo durante cinco días. Pensé que no soportaría las torturas. Nadie lo sabe cuerdo pero la locura te hace más fuerte.

Por eso es que tiendo mi cuerpo llagado al suelo y abro la boca para no dejar escapar las posibilidades de retener cuanto líquido pueda. Todos me pisotean en su algarabía y mis ganas abaten el dolor. Me desnudo ahora que me ven todos y me recuesto con la cabeza inclinada hacia atrás para que me entre agua en las narices.

Tan solo me entra agua en la vagina, y me llena el lugar donde no nacen hijos, entonces lo expulso con tanta fuerza, que mi odio, simula una fuente rota de trunca fertilidad. Es el orgasmo más sublime de mi vida.

Voy a gritar como lo hacen los mudos, con los ojos bien abiertos, tal vez quede ciega pero ahora que más da. Aquí resuelvo odiar, tanto como siempre, con tal intensidad que me abrazo con ansias y pasión mientras el agua rebasa mi vientre. Comienzo a sentir miedo, no sé que depara el último respiro.

Me he traicionado varias veces alzando la cabeza para odiarme unos segundos más, para ver el rojo atardecer y observar a quienes danzan, bellos como infantes que pretenden ignorar la belleza establecida. Para sentir el apocalipsis de mis latidos. Ahora yazco debajo del agua nuevamente, creo que estoy dejando de pensar, pero he logrado abrir los ojos , acostumbrados a las basuras de las penumbras. Es la última vez que exhalo.

Veo como los demás comienzan a brincar sobre mí buscando salvarme del semen y de la sangre. Se avientan uno a uno tratando de lograr mi salvación y tan solo se posan encima de mí, nadan en mi charco y ya no puedo ver ni sentir la luz. Me imagino, porque ya no pienso, que ellos creen que es el charco de la cordura y me quieren rescatar. No es tan malo ser cuerdo, aunque ya no lo recuerdo.

Uno tras otro van cayendo sobre mi, vaya espectáculo y yo con los ojos llenos de basuras sin poder apreciarlo con nitidez. Se vuelcan sobre mí en gemidos de placer, el coito condena a algunos a amarse mientras otros se flagelan entre si. La sangre comienza a verter de los araños y llagas frescas mientras la tormenta cae más fuerte. Se ha manchado mi bata, eso lo puedo ver todavía.

Grito de nuevo, pero ahora como lo hacen los sordos, todos me escuchan y se levantan espantados del temblor de tierra fecunda. Se retiran uno a uno, y no se ha quitado ni el último cuando yo ya voy flotando.

Todos siguieron danzando, los ví contenta de que aun comprendieran el drama es costumbre de cuerdos. Luego ciertos personajes albos que logré vislumbrar se agazaparon con mi ropa y picaron mi cuerpo con sus manos de porcelana. Uno me besó y otro susurró a mi oído:

- Espero no te engañe sentir dolor, nada es como uno se imagina.

1 comentario:

María Jo dijo...

"el drama es costumbre de cuerdos", qué maravilla.

¿Este fue tu dominguero?